SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD



Liturgia

Libro del Exodo 34,4b-6.8-9.

Moisés subió a la montaña del Sinaí, como el Señor se lo había ordenado, llevando las dos tablas en sus manos.
El Señor descendió en la nube, y permaneció allí, junto a él. Moisés invocó el nombre del Señor.
El Señor pasó delante de él y exclamó: "El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.
Moisés cayó de rodillas y se postró,
diciendo: "Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia".


Libro de Daniel 3,52.53.54.55.56.

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito sea tu santo y glorioso Nombre.
Alabado y exaltado eternamente.
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria.
Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el trono de tu reino.
Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.
Bendito seas Tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines.
Alabado y exaltado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el firmamento del cielo.
Aclamado y glorificado eternamente.


Carta II de San Pablo a los Corintios 13,11-13.

Hermanos:

Alégrense, trabajen para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes.

Salúdense mutuamente con el beso santo. Todos los hermanos les envían saludos.

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezcan con todos ustedes.


Evangelio según San Juan 3,16-18.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Palabra del Señor

Oración

Oh Dios, nuestro refugio y nuestra fuerza, mira con misericordia a Tu pueblo que clama a Ti; y por intercesión de la gloriosa e inmaculada Virgen María, Madre de Dios, de San José, su Esposo, de Tus benditos apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los santos, en misericordia y bondad escucha nuestras oraciones por la conversión de los pecadores, y por la  exaltación de nuestra santa Madre la Iglesia. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

 San Miguel Arcángel, defiéndenos en el día de la batalla; sé nuestra protección contra la maldad y las trampas del demonio. - Que Dios lo reprenda, rezamos humildemente: y tú, Príncipe de la hueste celestial, por el poder de Dios, arroja al infierno a Satanás y a todos los espíritus malvados, que deambulan por el mundo en busca de la ruina de las almas Amén.

P. Santísimo Corazón de Jesús,
A. Ten piedad de nosotros.
P. Santísimo Corazón de Jesús,
A. Ten piedad de nosotros.
P. Santísimo Corazón de Jesús,
A. Ten piedad de nosotros.


Creo en Dios Padre,
creo en Dios Hijo,
creo en Dios Espíritu Santo;
espero en Dios Padre,
espero en Dios Hijo,
espero en Dios Espíritu Santo;
amo a Dios Padre,
amo a Dios Hijo,
amo a Dios Espíritu Santo.
Creo, espero y amo a la Trinidad Beatísima.

En la Trinidad Santísima.
Cómo nos habla Pablo


Les invito, amigas y amigos, a que cuenten las veces que se nos saluda en la Iglesia con estas palabras:

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo estén con ustedes.

¿Cuántas veces lo oímos?... ¿Y sabemos de quién son estas palabras?

Pues, se las debemos a nuestro querido San Pablo, que así se despide de los Corintios (2Co 13,13)

Y empezamos con una pregunta: ¿Qué pensaba Pablo de la Santísima Trinidad?

Parecería fácil la respuesta, pero no resulta tan sencilla. Pensemos que Pablo era un judío acérrimo. Para él, no había más que un solo Dios, Yahvé y nadie más.
¿Y que le vengan ahora los de esa secta del Crucificado a decirle que Jesús es el Hijo de Dios, y Dios como su Padre? ¿Y que hablen de un Espíritu Santo, que también es Dios?...

A un judío tradicional esto no le entraba por nada en la cabeza. Por eso entregaron a Jesús, por blasfemo, porque se hacía pasar como Hijo de Dios y Dios como su Padre. Por eso apedrearon a Esteban, porque aseguró que veía a Jesús a la derecha de Dios, es decir, Dios también como Yahvé.

¿Cómo vino Pablo a saber que Jesús era Dios, y el Espíritu Santo también? Fue por iluminación clarísima de Dios. Al ver a Jesús que se le aparecía glorioso ante las puertas de Damasco, no lo dudó un instante: ¡Es el Hijo de Dios, y es Dios! Al recibir el bautismo tres días después, oye que le dice Ananías, el enviado de Dios: Vengo para que te llenes del Espíritu Santo.

A partir de ahora, sabe Pablo muy bien que Yahvé, el Dios de Israel, tiene un Hijo que es Dios, Jesucristo. Y sabe también que en Yahvé hay otra Persona divina, que se llama el Espíritu Santo.

¿Cómo hablará Pablo de las tres divinas Personas, qué dirá de cada una de ellas?
Sin hacer teología, siempre hablará del mismo y único Dios. Pero Pablo irá atribuyendo al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo lo que cada una de las tres Personas ha hecho y hace en la obra de la salvación y santificación de los hombres.
El Padre es el Dios todo en todas las cosas. (1Co 15,28)

Jesús, el Hijo, es el Dios bendito por los siglos (Ro 9,5) El Espíritu Santo es, dentro del mismo Dios, el único que sondea las profundidades infinitas de Dios (1Co 2,10)

¿Y qué hace el Padre por nuestra salvación? Por el inmenso amor que nos tuvo (Ef 2,4), envió a su Hijo, nacido de una Mujer, de María, con la cual únicamente comparte su paternidad divina (Gal 4,4). Y nos lo dio de tal manera, que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros (Ro 8,32)

¿Qué hace para salvarnos Jesús, el Hijo de Dios? Cada uno en particular repite con Pablo: ¡Que me amó y se entregó a la muerte pro mí! (Gal 2,20)

¿Qué hace el Espíritu Santo?..Se nos ha dado, y por él se ha derramado el amor de Dios en nuestros corazones (Ro 5,5)

Qué preciosidad de obra la del Dios Trinidad, tal como nos la describe San Pablo en sólo un par de líneas:

Es Dios, el Padre, quien nos da toda la fuerza en Cristo, su Hijo, y nos marca en nues-tros corazones con el sello de su Espíritu (2Co 1,21-22)

El Padre nos comunica toda su vida, y por eso somos sus hijos; lo hace el Padre mediante Jesucristo, en quien habita la plenitud de la Divinidad; y sella y garantiza su vida en nosotros para la eternidad con las arras del Espíritu Santo.

Tenía mucha razón aquel gran Papa y Doctor de la antigüedad cristiana, San León Magno, cuando se dirigía al bautizado:
¡Reconoce, cristiano, tu dignidad!. No encontrarás a nadie más grande que tú en la redondez del mundo.

Entre tantas veces que Pablo nos trae en sus cartas a las Tres Divinas Personas, podemos escoger una de singular valor:

El Espíritu Santo se une a nuestro propio espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro 8,16-17)
Aquí encontramos la mística de lo que es en nosotros la Santísima Trinidad.

Nos encontramos, ante todo, con el Padre que nos ama, y, porque nos ama, nos manda su Hijo a nuestros corazones. Con Él nos da su Vida y todas sus riquezas. Con el Hijo que el Padre nos ha dado y vive dentro de nosotros, tenemos expedito el camino que nos conduce al Padre y hallamos abierta la puerta del Dios que nos espera.

Jesucristo nos pasa a nosotros todos sus derechos de Hijo de Dios; nos comunica la Vida de su Padre Dios que Él posee en plenitud; nos hace herederos de su misma Gloria. Jesús es el Hijo Primogénito de Dios, y nosotros, sus hermanos, hijos también de Dios.

El Espíritu Santo, Espíritu del Señor Jesús, está muy metido en nosotros, invadiendo todo nuestro ser, y asegurándonos que sí, que tengamos fe y esperanza, porque Él mismo sale garante de que somos hijos de Dios. Es el Espíritu quien nos hace gritar cuando nos dirigimos a Dios: ¡Abbá, Padre, Papá!
Es el Espíritu Santo quien inspira nuestra oración y quien nos llena de anhelos celestiales y divinos. Y será el Espíritu Santo, concluye Pablo, quien, después que ha resucitado a Jesús de en-tre los muertos, nos resucitará también a nosotros, sacándonos de nuestros sepulcros para la gloria inmortal (Ro 8,11)

San Pablo no se mete a hacer teologías sobre la Santísima Trinidad. Pero lo que nos dice de Ella - y la cita en un montón de pasajes de sus cartas - no cansa el leerlo, el meditarlo, el asimilarlo como lo más dulce, tierno y subido de la vida cristiana.


¡Trinidad Santísima!, la Trinidad que Pablo nos enseña. Ven y vive en los hijos que tienes en la tierra, y que no pueden con las ganas que sienten de gozarte allá arriba, donde Tú los esperas a todos.


ORACIÓN DE ADORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Adoración al Padre eterno.


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Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Oración.
Os adoro, oh Padre eterno, con toda la corte celestial, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias en nombre de la santísima Virgen, vuestra Hija muy amada, por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquel poder con que la enaltecisteis en su gloriosa Asunción á los cielos.


Adoración al eterno Hijo.



Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración: Os adoro, oh eterno Hijo, con toda la corte celestial por mi Dios, Señor y Redentor, y os rindo gracias infinitas en nombre de la santísima Virgen, vuestra muy amada Madre, por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquella suma sabiduría con que la ilustrasteis en su gloriosa Asunción al cielo.

Adoración al Espíritu Santo.



Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Oración. Os adoro, Espíritu Santo paráclito, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias con toda la corte celestial en nombre de la santísima Virgen, vuestra amántísima Esposa por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquella perfectísima y divina caridad con que inflamasteis su santísimo y purísimo corazón en el acto de su gloriosísima Asunción al cielo; y humildemente os suplico en nombre de vuestra inmaculada Esposa, me otorguéis la gracia de perdonarme todos los gravísimos pecados que he cometido desde el primer instante en que pude pecar; hasta el presente, de los cuales me duelo infinitamente, con propósito de morir antes que volver mas a ofender a vuestra divina Majestad; y por los altísimos méritos y eficacísima proteccion de vuestra amantísima Esposa os suplico me concedais á mí y a N. el preciosísimo don de vuestra gracia y divino amor, otorgándome aquellas luces y particulares auxilios con los cuales vuestra eterna Providencia ha predeterminado salvarme, y conducirme a sí.

Oración a la Santísima Virgen.




Os reconozco y os venero, oh Virgen santísima, Reina de los cielos, Señora y Patrona del universo, como a Hija del eterno Padre, Madre de su dilectísimo Hijo, y Esposa amantísima del Espíritu Santo; y postrado a los pies de vuestra gran Majestad con la mayor humildad os suplico por aquella divina caridad; de que fuisteis sumamente llena en vuestra Asunción al cielo, que me hagáis la singular gracia y misericordia de ponerme bajo vuestra segurísima y fidelísima protección, y de recibirme en el número de aquellos felicísimos y afortunados siervos que lleváis esculpidos en vuestro virginal pecho. Dignaos, oh Madre y Señora mía clementísima, aceptar mi miserable corazón, mi memoria, mi voluntad, y demás potencias y sentidos míos interiores y exteriores; aceptad mis ojos, mis oídos, mi boca, mis manos y mis pies, regidlos conforme al beneplácito de vuestro Hijo, a fin de que con todos sus movimientos tenga intención de tributaros gloria infinita. Y por aquella sabiduría con que os iluminó vuestro amantísimo Hijo, os ruego y suplico me alcancéis luz y claridad para conocerme bien a mí mismo, mi nada, y particularmente mis pecados, para odiarlos y detestarlos siempre, y alcanzadme además luz para conocer las asechanzas del enemigo infernal y sus combates ocultos y manifiestos. Especialmente, piadosísima Madre mía, os suplico la gracia… ((mencionar).

OBSEQUIOS Y ORECIMIENTOS A LA SANTÍSIMA TRINIDAD



1. 0h beatísima Trinidad!, os doy palabra de procurar con todo esfuerzo y empeño salvar mi alma, ya que la creasteis a vuestra imagen y semejanza y para el cielo. Y también por amor vuestro procuraré salvar las almas de mis prójimos.

2. Para salvar mi alma y daros gloria y alabanza, sé que he de guardar la divina ley. Os doy palabra de guardarla como la niña de mis ojos, y también procuraré que los demás la guarden.

3. Aquí, en la tierra, me ejercitaré en alabaros, y espero que después lo haré con más perfección en el cielo; y por esto, con frecuencia rezaré el Trisagio y el verso: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Y también procuraré que los demás os alaben. Amén.

V. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo.

R. Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos.


Omnipotente y sempiterno Dios, que concediste a tus siervos el conocer la gloria de tu eterna Trinidad en la confesión de la verdadera fe y el adorar la Unidad en tu augusta Majestad; Te rogamos, Señor, que por la fuerza de esa misma fe nos veamos siempre libres de todas las adversidades. Por Cristo, Señor nuestro. Amén.


                       
Oración de Santa Catalina de Siena

¡Oh Trinidad eterna! Tú eres un mar sin fondo en el que, cuanto más me hundo, más te encuentro; y cuanto más te encuentro, más te busco todavía. De ti jamás se puede decir: ¡basta! 

El alma que se sacia en tus profundidades, te desea sin cesar, porque siempre está hambrienta de ti, Trinidad eterna; siempre está deseosa de ver tu luz en tu luz. Como el ciervo suspira por el agua viva de las fuentes, así mi alma ansía salir de la prisión tenebrosa del cuerpo, para verte de verdad...

¿Podrás darme algo más que darte a ti mismo? Tú eres el fuego que siempre arde, sin consumirse jamás. Tú eres el fuego que consume en sí todo amor propio del alma; tú eres la luz por encima de toda luz...

Tú eres el vestido que cubre toda desnudez, el alimento que alegra con su dulzura a todos los que tienen hambre. ¡Pues tú eres dulce, sin nada de amargor!

¡Revísteme, Trinidad eterna, revísteme de ti misma para que pase esta vida mortal en la verdadera obediencia y en la luz de la fe santísima, con la que tú has embriagado a mi alma!



Coronilla a la Santísima Trinidad.

Primer Misterio: A Dios Padre.

Desciende o querer Supremo y ven a Reinar sobre la tierra.
10 veces

Padre bueno, con tu mismo amor y en nombre de todos,
Te amo, Te alabo, Te abrazo, Te adoro, Te bendigo, Te pido perdón,
Y con gratitud, recibo tu Amor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como en un principio, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.


Segundo Misterio: A Dios Hijo.

Desciende o querer Supremo y ven a Reinar sobre la tierra.
10 veces

Jesús mío, con tu mismo amor y en nombre de todos,
Te amo, Te alabo, Te abrazo, Te adoro, Te bendigo, Te pido perdón,
Y con gratitud, recibo tu Amor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como en un principio, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Tercer Misterio: A Dios Espíritu Santo.

Desciende o querer Supremo y ven a Reinar sobre la tierra.

10 veces

Espíritu Santo, con tu mismo amor y en nombre de todos,
Te amo, Te alabo, Te abrazo, Te adoro, Te bendigo, Te pido perdón,
Y con gratitud, recibo tu Amor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como en un principio, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.


Oh Santísima Trinidad, os adoro profundamente y en nombre de todos,
pido el Reino de la Divina Voluntad, en la tierra como en el cielo. Amén

GLORIA A DIOS

Gloria a Dios en el Cielo
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias.
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre:
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.

Amén.

SANTÍSIMA TRINIDAD
SÍMBOLO ATANASIANO 

Antífona

Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre  Aleluya.

1. Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la fe católica:
2. Pues quien no la observe íntegra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente.
3. Y ésta es la fe católica: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad Santísima y a la Trinidad en la unidad.
4. Sin confundir las personas, ni separar la substancia.
5. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo.
6. Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una sola divinidad, les corresponde igual gloria y majestad eterna.
7. Cual es el Padre, tal es el Hijo, tal el Espíritu Santo.
8. Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo.
9. Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo.
10. Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.
11. Y sin embargo no son tres eternos, sino un solo eterno.
12. De la misma manera, no tres increados, ni tres inmensos, sino un increado y un inmenso.
13. Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo.
14. Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino un omnipotente.
15. Del mismo modo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios.
16. Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios.
17. Así el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor.
18. Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor.
19. Porque así como la verdad cristiana nos obliga a creer que cada persona es Dios y Señor, la religión católica nos prohibe que hablemos de tres Dioses o Señores.
20. El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado, ni engendrado.
21. El Hijo procede solamente del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado.
22. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente.
23. Por tanto hay un solo Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
24. Y en esta Trinidad nada hay anterior o posterior, nada mayor o menor: pues las tres personas son coeternas e iguales entre sí.
25. De tal manera que, como ya se ha dicho antes, hemos de venerar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad.
26. Por tanto, quien quiera salvarse es necesario que crea estas cosas sobre la Trinidad.
27. Pero para alcanzar la salvación eterna es preciso también creer firmemente en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo.
28. La fe verdadera consiste en que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo; Hijo de Dios, es Dios y Hombre.
29. Es Dios, engendrado de la misma substancia que el Padre, antes del tiempo; y hombre, engendrado de la substancia de su Madre Santísima en el tiempo.
30. Perfecto Dios y perfecto hombre: que subsiste con alma racional y carne humana.
31. Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad.
32. El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos cristos, sino un solo Cristo.
33. Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios.
34. Uno absolutamente, no por confusión de substancia, sino en la unidad de la persona.
35. Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre; así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre.
36. Que padeció por nuestra salvación: descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos.
37. Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso: desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
38. Y cuando venga, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y cada uno rendirá cuentas de sus propios hechos.
39. Y los que hicieron el bien gozarán de vida eterna, pero los que hicieron el mal irán al fuego eterno.
40. Esta es la fe católica, y quien no la crea fiel y firmemente
no se podrá salvar.

Gloria al Padre...
Ant. Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya).

V. Señor, escucha mi oración.
R.Y llegue a Ti mi clamor.





SANTÍSIMA TRINIDAD
LETANÍAS


V. Padre Eterno, omnipotente Dios:
R. Toda criatura te ame y glorifique.
V. Verbo divino, inmenso Dios.
R. Toda criatura...

-Espíritu Santo, infinito Dios, Santísima Trinidad y un solo Dios verdadero,
-Rey de los cielos, inmortal e invisible,
-Creador, conservador y gobernador de todo lo creado,
-Vida nuestra, en quien, de quien y por quien vivimos,
-Vida divina y una en tres personas,
-Cielo divino de celsitud majestuosa,
-Cielo supremo del Cielo, oculto a los hombres,
-Sol divino e increado,
-Círculo perfectísimo de capacidad infinita
-Manjar divino de los Angeles, Hermoso iris, arco de clemencia, Luz primera y triduana, que al mundo ilustras, Toda criatura te ame y glorifique.

De todo mal de alma y cuerpo, líbranos, Trino Señor.

-De todos los pecados y ocasión de culpa,
-De vuestra ira y enojo,
-De repentina y de improvisa muerte,
-De las asechanzas y cercanías del demonio,
-Del espíritu de deshonestidad y de sugestión,
-De la concupiscencia de la carne,
-De toda ira, odio y mala voluntad,
-De plagas de peste, hambre, guerra y terremoto,
-De tempestades en el mar o en la tierra,
-De los enemigos de la fe católica,
-De nuestros enemigos y sus maquinaciones,
-De la muerte eterna,
-Por vuestra unidad en Trinidad y Trinidad en unidad,
-Por la igualdad esencial de vuestras Personas,
-Por la alteza del misterio de vuestra Trinidad,
-Por el inefable nombre de vuestra Trinidad,
-Por lo portentoso de vuestro nombre, Uno y Trino,
-Por lo mucho que os agradan las almas que son devotas de vuestra Santísima Trinidad,
-Por el gran amor con que libras de males a los pueblos donde hay algún devoto de vuestra Trinidad amable,
-Por la virtud divina que en los devotos de vuestra Trinidad Santísima reconocen los demonios contra sí. 
De todo mal de alma y cuerpo, líbranos, Trino Señor.

Nosotros pecadores, te rogamos, óyenos.

-Que acertemos a resistir al demonio con las armas de la devoción a vuestra Trinidad,
-Que hermoseéis cada día más con los coloridos de vuestra gracia vuestra imagen, que está en nuestras almas,
-Que todos los fieles se esmeren en ser muy devotos de vuestra Santísima Trinidad,
-Que todos consigamos las muchas
felicidades que están vinculadas para los devotos de esa vuestra Trinidad inefable,
-Que al confesar nosotros el misterio de vuestra Trinidad se destruyan los errores de los infieles,
-Que todas las almas del purgatorio gocen mucho refrigerio en virtud del misterio de vuestra Trinidad,
-Que os digneis oírnos por vuestra piedad, Nosotros pecadores, te rogamos, óyenos.

Repetir 3 veces: Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, líbranos, Señor, de todo mal.

Oremos
Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad: haz, te suplicamos, que, por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.

R. Amén.

V. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo.


R. Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos. Amén.

Bendición de la Santísima Trinidad


†Dios Padre, bendícenos;
Dios Hijo, defiéndenos;
Espíritu Santo, vigílanos
 ahora y siempre.

 Amén.









ROSARIO DEL CORAZÓN DE FÁTIMA DEDICADO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD


 Espíritu Santo ilumínanos: Yo, Padre Celestial e Hijo fundimos nuestros Corazones en gracias y orden en este Rosario, para Santificación de las almas y grandeza de la Santísima Trinidad y con el Espíritu Santo e ilumine y dirija el Rosario, para la Bella entre las bellas, María Inmaculada llena de gracia entre toda mujer. Amén.


Señal de la Cruz...
V : Abre, Señor, mis labios.
R : Y mi boca cantará tus alabanzas.
V : Ven, oh Dios, en mi ayuda.
R : Apresúrate, Señor, a socorrernos.
V : Gloria al Padre...


Acto de Contrición: Señor mío Jesucristo...

 Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.


Ofrecimiento del Rosario:

Divino Jesús, te ofrecemos el Rosario que vamos a rezar para contemplar los misterios de nuestra Redención. Concédenos que, por la intercesión de María Vuestra Madre Santísima, a quien nos dirigimos, obtengamos las gracias para rezarlo bien y ganar las indulgencias de esta Santa devoción. Así sea. Amén.


T = Virgen Santísima blanco Lirio de la Trinidad, Fúlgida Rosa del Paraíso, os saludamos, os amamos y nos consagramos a Vos.
T = Soberano Santuario, Madre del Divino Verbo, libra Virgen del Infierno al que reza tú Santo Rosario. Y manda al Ángel del Rosario y a San Sebastián para que lo recemos bien y nos ayuden en las comunicaciones. Y el Espíritu nos ilumine que así sea. Amén.


Ofrecimiento:

Te pedimos por la conversión de los pecadores, las almas del Purgatorio, las pérdidas y las que nadie se acuerda, por los difuntos, agonizantes y moribundos y por la salvación del mundo entero.
Por la Iglesia, el Papa, monjitas y todo el Clero. Por los tibios, indiferentes, apostatas, modernistas, el retorno de tus hijos perdidos. Por el sacrilegio que se cometen dentro y fuera de las Iglesias y en las casas, para que Dios perdone aquellos hermanos que indignamente tocan el Cuerpo de Jesús sin ser consagrados. Por los todos los enfermos y los más necesitados, la droga, el dolor y el sufrimiento, por los mendigos y por los que pasan hambre, frío y sed de justicia. Por las guerras, catástrofes, violencia, atentados, terrorismo del mundo entero. Por los abortos, eutanasia, los divorcios, por los médicos, políticos y científicos. Por las familias que haya unión y amor compartido... por los hijos, para que vean el sacrificio de los padres y vayan por buen camino, por la juventud y ancianos. Por las almas que Jesús y María pierden a diario, para que la luz penetre en los hermanos que están ciegos, ignoran, olvidan o no conocen a Dios. Por sus amigos y  enemigos y todas las bofetadas y ofensas que damos a diario a Jesús y María. Por los grupos verdaderos de oración y los hermanos que se dan así mismo en caridad o apostolado de Dios... Altísimo Dios, bendice a nuestros amigos y enemigos.
Para que en los Eventos se acorten los días de sufrimiento... Y para que Reinen Jesús y Triunfe el Inmaculado Corazón de María. Para que volvamos a creer en Dios y rezar el Santo Rosario, por los presentes y ausentes, sus familias, sus problemas y las intenciones que se nos olvida; roguemos al Corazón de la Santísima Trinidad y al María Santísima que así sea. Amén.



Aquí se reza el rosario tradicional con los misterios que correspondan al día.

Después de cada misterio:

Ave María Purísima
R = Sin pecado concebida.

María madre de gracia, Madre de piedad, amor, bondad, y misericordia defiéndenos del enemigo malo y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte amén.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, llevad todas las almas al cielo especialmente las más necesitadas de tu misericordia Divina.
Oh Dios mío, yo creo, te adoro, te espero y te amo y pido perdón por los que no creen, no te adoran y no te esperan y no te aman.



Luego lo siguiente:

1) Dios te salve María, Hija de Dios Padre, Purísima y Castísima antes del Parto, Coronada con el Poder del Padre Celestial ----- Virgen fuiste antes del Parto y al mirarte Dios-Trino quedó maravillado, alcánzanos María por tu limpieza la virtud admirable de la pureza: Un Ave María.


2) Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, Purísima y Castísima durante el Parto, Coronada con la Sabiduría del Hijo ----- En el Parto Divino Sagrada Reina, fuisteis más pura y cándida que las azucenas, purifica Señora nuestras acciones, pensamientos, palabras y corazones: Un Ave María.


3) Dios te salve María, Esposa fidelísima de Dios Espíritu Santo, Purísima y Castísima Después del Parto, coronada con el Amor del Espíritu Santo ----- Sois Lirios de pureza después del Parto y en tu linda belleza del Cielo encanto, has que consigamos sean nuestros afectos puros y castos: Un Ave María.


Dios te salve María, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, concebida sin Mancha de pecado original desde el primer instante de su ser natural: Un Gloria



Un Credo a Jesús Sacramentado:

 (Con la cabeza inclinada o en tierra) “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido, y por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y el Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de todos los pobres pecadores”. Amén.


 Agradecimiento :

 Infinitas gracias te damos Soberana Princesa, por los beneficios que todos los días recibimos por vuestras liberales manos, dígnate ahora y siempre, tomarnos bajo tú poderoso amparo, y para más obligarte, te saludamos diciendo una Salve: Dios te salve...
Acordaos: ¡Oh piadosísima Virgen María!, qué jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia Soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios! Mis humildes súplicas, ante bien inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente. Amén.


¡Corazón Inmaculado de María! que, a cambio de tu amor para con nosotros, recibes tantas ofensas: Yo te ofrezco y consagro perpetuamente todo mi ser, para corresponder de la mejor manera, a tu ternura maternal, para reparar las injurias de que eres objeto de parte de tantos hijos ingratos, y para vivir por mi parte la consagración del mundo entero, tan deseado por tú Corazón y llevada a cabo por el Sumo Pontífice.

Dígnate aceptad este humilde pero sincero ofrecimiento, mi alma, mi cuerpo, mi vida son tuyos. Y pues enteramente te pertenezco, guárdame y defiéndeme como cosa enteramente tuya. Amén.


Padre Nuestro a San Sebastián o al Santo de su devoción : Padre Nuestro...
Padre nuestro por todos los Santos, Ángeles, Arcángeles, Mártires y guías de la Corte Celestial que intercedan por todos nosotros:
Padre Nuestro...
Padre nuestro por la conversión de los pecadores: Padre Nuestro...
Padre nuestro por las almas del purgatorio y las perdidas…: Padre Nuestro...

Eres del Carmelo la Pastora amable que a tus ovejuelas das pastos suaves. A Ti clamamos buscando piedades, ea pues Señora no nos desampares. Y si al Purgatorio bajan tus cofrades, pedimos Señora que al punto los saques. (3 veces se repite).


Un Credo al Sagrado Corazón de Jesús por la violencia del mundo entero: Creo en Dios Padre...


Una Salve al Corazón de María por su país (nombre el país): Dios te salve...
Una Salve por los gobernantes: Dios té Salve...

3 Avemarías por la intenciones del Santo Padre, para que la Madre lo proteja de todo: Ave María... (3 veces)

Un Padrenuestro a San José: para que nos ayude en la vida y en la muerte;

Para las conversiones y consagraciones: Padre nuestro, Avemaría y Gloria...



Un Ave María a Nuestra Señora del Aviso: Para que nos avise de todo.....

 Oh Señora del Aviso, avísame de todo, especialmente antes de mi muerte, dame dolor de mis pecados, Ven a mí y sálvame.

(Cuando se rece el rosario tradicional, decir siempre esta oración a Nuestra Señora del Aviso)


Oración para  el terrorismo del mundo entero.

1) Ciégate Satanás, que el terrorismo no mate más.
“María Madre mía; Líbranos de caer en pecado mortal y por tu Poder de Reina, líbranos del espíritu maligno de Satanás”. Un Ave María

2) Ciégate Satanás, que el terrorismo no mate más.
“María Madre mía; Líbranos de caer en pecado mortal y por tu Divina Misericordia, líbranos del Espíritu maligno de Satanás”. Un Ave María.

3) Ciégate Satanás, que el terrorismo no mate más.
“María Madre mía; Líbranos de caer en pecado mortal y por tu Amor de Madre, líbranos del espíritu maligno de Satanás”. Un Ave María y un Gloria


Después haciendo la señal de la Cruz se dice:
+ En el nombre del Padre, ciégate Satanás que el terrorismo no mate más.
+ En el Nombre del Hijo, ciégate Satanás que el terrorismo no mate más.
+ En el nombre del Espíritu Santo, ciégate Satanás que el terrorismo no mate más. Amén.


“¡Madre de Dios, del Amor, del dolor y de Misericordia, rogad por todos nosotros y por el mundo entero!” Amén.


Un Padrenuestro al Ángel Custodio por nuestro país (nombre el país): Padrenuestro...


Oración: Ángel de nuestro país, tan olvidado y ultrajado, a ti acudimos en estas horas cruciales. Bendice a Nuestra Nación e implora a Dios para que nos guarde de tanto castigo y de las guerras. Por tu intercesión pedimos perdón al Padre Eterno, y ayuda para que nuestro país  vuelva a ser Mariano y que nos de la Paz de Dios. Amén.


Un Padrenuestro al Apóstol Santiago: Padrenuestro...

Oración: Glorioso Apóstol, ilustre abogado de los cristianos, en esta hora crucial en que vivimos, necesitamos la mano amorosa de nuestro fundador. No desoigas nuestras suplicas e inclinad la cabeza hacia Nuestra Señora, para que ponga paz en nuestro país y la dicha del amor en todos. Amén.


Un Padrenuestro a Santa Teresa de Jesús: Padrenuestro...

Oración: Teresa de Jesús, Paloma del Señor. Tú que invocabas al Espíritu Santo, invócale para que ayude a nuestro país. Que sus Lenguas de Fuego, iluminen nuestros corazones para alabar solo a Dios como tú. Tú que fuiste tan querida por Jesús, y ahora estás gozando del Cielo, acuérdate de nuestro país e implora a Dios por todos nosotros. Amén.


Un Padrenuestro al Arcángel San Miguel: Padrenuestro…

Oración: San Miguel Arcángel, defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios, sed nuestro amparo y protección, que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder a la humanidad. Que tu grito: "Quien como Dios, someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén


Un padrenuestro a San Juan Bosco: Padrenuestro...

Bendición de San Juan Bosco para la juventud, los niños y ancianos del mundo entero:  Dios te bendiga con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y que María vuestra Mamá del Cielo, María Auxiliadora os ilumine y os coja bajo el Manto y os lleve al Cielo amén.


Un Padrenuestro a San Miguel para ganar las indulgencias del Santo Rosario: Padrenuestro. Avemaría. Y Gloria…



Oración a la Madre de Dios

La Reina del Cielo está siempre en la presencia del trono del Altísimo. La grandeza de Su Nombre no es menor que la altura del cielo sobre la tierra,  Su Nombre, envuelto en un manto de luz. Que el mundo entero doble su rodilla ante Ella que lleva el Nombre Sagrado: Madre de Dios. Amén

Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del Universo llenos están el Cielo y la Tierra de vuestra Gloria. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo.

Santo Dios, Santo fuerte, Santo Inmortal, líbranos Señor de todo mal y de las acechanzas de Satanás. (3 veces).


Sea por siempre Bendito y Alabado sea, el Santísimo Sacramento del Altar y la Gran Reina de los Ángeles, María Santísima, concebida sin mancha de pecado original desde el primer instante de su ser natural. Amén.


El Ángelus
El Ángel del Señor anuncio a María,
Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve María...
He aquí la esclava del Señor,
Hágase en mí según tú palabra.
Dios te salve María...
Y el Verbo de Dios se hizo carne,
y habitó entre todos nosotros.
Dios te salve María...


Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar y gozar las Promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.



Oremos:

Te suplicamos, Señor, que derrames tus gracias sobre nuestras almas, para que habiendo conocido por el anuncio del Ángel la encarnación de tú Hijo Jesucristo, por los méritos de su Pasión y Cruz seamos llevados a la Gloria de la Resurrección, por El mismo Jesucristo Nuestro Señor que así sea. Amén.


Gloria al Padre... (2 veces). Gloria sea al Padre Eterno, gloria al Hijo  Soberano, por los siglos de los siglos, gloria, al Espíritu Santo.

Ave María Purísima; Sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
(3 veces)

Bendícenos tierna Madre, desde el Trono de tu amor, Bendícenos Madre mía y échanos tu bendición.


Bendita sea tu pureza Y eternamente lo sea, Pues todo un Dios se recrea En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Sagrada Virgen María, Yo te ofrezco en este día Alma, vida y corazón; Mírame con compasión, No me dejes, Madre mía. Amén



Oración para la Victoria final

María Santísima y San Miguel Arcángel blandiendo las banderas de los Sagrados Corazones, nos alzamos en guerra contra el enemigo de Dios. ¡Temblad Satanás! Pues ya llegó tu hora; venceremos nosotros todos los cristianos, amigos y compañeros de Jesús de Nazaret. Déjate de abusar y dañar, pues estamos todos dispuestos con el Ejercito Celestial, a darte caza para que reine Jesús y María. No te escucharemos, no maldeciremos, no nos mancharemos las manos; sólo la lucha será contigo y todos tus esbirros. ¡Brava será nuestra lucha! Más, vencerá Dios y todo el Ejercito Celestial con nuestra pobre ayuda.


Viva Dios Padre, Viva Jesús, Viva el Espíritu Santo y Viva María. Venció el Amor.

Aleluya! Aleluya! Aleluya! Amén.


Oración para bautizar a los niños muertos y no nacidos hoy, y si Dios nos lo permite, bautizar a los que están en el Limbo.

Por la Misericordia de Jesús, por el Divino Corazón del Maestro, por la Sangre y el Agua “esos dos Rayos Divinos del Corazón de Jesús” que los niños no bautizados hoy, los niños muertos y no nacidos hoy y los del Limbo con nuestro sacrificio, sean bautizados en vuestra Sangre y en vuestra Agua y tened Misericordia de todos ellos y ponerles los nombres..., y que su Madrina de Honor, María Santísima, les ponga los nombres… y les lleve el agua a sus cabecitas y la sal a sus boquitas. Amén.

Y se echa agua bendita haciendo la señal de la Cruz. (3veces)


 Oración para las almas del Purgatorio, las pérdidas y las que nadie se acuerda.

Hijas mías queridas, que por la misericordia de Dios estáis lavando vuestras vestiduras y a quien Dios Padre os ama por encima de todo, de vuestros pecados, vanidades, orgullo y errores… Pedimos humildemente que se haga justicia y que mi Padre no vea sus pecados sino el amor que ponen los hijos tuyos, hermanos de ellas en ayudarlas y calmarlas. Qué con tu infinita Misericordia acortes sus sufrimientos y agonías para así poder contemplar tu belleza y grandezas antes y cuanto antes te puedan alabar. Acuérdate Padre del dolor tan inmenso que tienen y aunque justo es el castigo por sus ofensas a Dios o a sus hermanos, también es verdad que eres poderoso y puedes inmediatamente sacarlas y llevarlas a la Gloria.

Jamás Dios guardo rencor solo sabe hacer justicia, pues en tu Justicia míranos con amor para esas pobres almas que lloran de pena ¿Sí Padre mío…? Qué Dios de los Cielos que siembra a Amor, podamos pronto recoger esa semilla para el Cielo por Cristo Jesús que así sea. Amén.


A la Madre: Eres la Pastora amable que a tus ovejuelas das pastos suaves. A Ti clamamos buscando piedades, ea pues Señora no las desampares. Y si al Purgatorio bajan tus cofrades: Pedimos Señora, que al punto los saques. (3 veces)

Padrenuestro, Avemaría y Gloria… 


Oración final:
Hoy de Ti nos despedimos Madre y a descansar nos iremos, defiéndenos esta noche y toda la semana pues el próximo día si Dios quiere volveremos.


Ave María Purísima: Rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Amén.



 Letanías Reparadoras al Inmaculado Corazón de María

¡Oh Madre nuestra dulcísima! Permite por piedad que nosotros tus devotos hijos, unidos en un solo pensamiento de veneración y amor, vengamos a reparar las horrendas ofensas que cometen contra Ti tantos desventurados que no conocen el paraíso de bondad y de misericordia de tu corazón maternal.

De la horribles ofensas que se cometen contra tu dulcísimo Jesús, te consolaremos oh María .
De la espada de dolor que hijos degenerados quieren nuevamente clavar en tu corazón maternal, te consolaremos oh María.
De las blasfemias nefandas que se vomitan contra tu purísimo y santísimo nombre, te consolaremos oh María.
De las infames negaciones que se hacen de tus privilegios y de tus glorias más excelsas, te consolaremos oh María.
De los insultos que los protestantes y otros herejes lanzan contra tu culto dulcísimo, te consolaremos oh María.
De las sacrílegas afrentas que los impíos cometen contra tus carísimas imágenes, te consolaremos oh María.
De las profanaciones que se cometen en tus santuarios, te consolaremos oh María.
De las ofensas contra la virtud angelical que en Ti se personifica, te consolaremos oh María.
De los ultrajes que se cometen con las modas perversas, contra la dignidad de la mujer, por Ti reivindicada y santificada, te consolaremos oh María.
De los horrendos delitos con que se aparta a los inocentes de tu seno maternal, te consolaremos oh María.
De las incomprensiones de tus derechos divinamente maternales, por parte de tantas madres, te consolaremos oh María.
De las ingratitudes de tantos hijos a tus gracias bellas, te consolaremos oh María.
De la frialdad de tantos corazones frente a tus ternuras maternales, te consolaremos oh María.
Del desprecio de tus invitaciones de amor, te consolaremos oh María.
De la cruel indiferencia de tantos corazones, te consolaremos oh María.
De tus lágrimas maternales, te consolaremos oh María.
De las angustias de tu dulcísimo corazón, te consolaremos, oh María.
De las agonías de tu alma santísima en tantos Calvarios, te consolaremos oh María.
De tus suspiros de amor, te consolaremos oh María.
Del martirio que te ocasiona la pérdida de tantas almas redimidas por la sangre de tu Jesús y por tus lágrimas, te consolaremos oh María.
De los horrendos atentados que se cometen contra tu Jesús, que vive en su Vicario y en sus sacerdotes, te consolaremos oh María.
De la conjuración infernal contra la vida de tu Jesús en su Iglesia, te consolaremos oh María.


 ¡Oh Madre santa dulcísima, que en el heroísmo de tu amor maternal, al pie de la cruz, rogaste por aquellos crueles que martirizaban tan atrozmente a tu amado Hijo Jesús y desgarraban tu Corazón ternísimo!

 Ten piedad de todos los desventurados e indignos que te ofenden; haz que ellos también puedan ser acogidos en tu seno maternal, purificados por tus lágrimas benditas, y admitidos a gozar los frutos estupendos de tu maternal misericordia. Amén.


Jaculatoria: Santa María, líbranos de las penas del infierno. 

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